Foto: Gary Kramer / US Fish & Wildlife Service

Rewilding en la Argentina: El Origen del Término Rewilding

14 de marzo de 2022 | Rewilding Argentina

Nota editorial: a continuación, compartimos un extracto del libro Rewilding en la Argentina (Sebastián Di Martino, Sofía Heinonen, Emiliano Donadio, 2022). Rewilding en la Argentina cuenta la historia del rewilding como estrategia de conservación, cómo lo llevamos adelante en Proyecto Iberá, y nuestra visión del rewilding para la Argentina y Sudamérica. El libro podrá descargarse gratuitamente desde nuestra página web a partir del 20 de marzo, el Día Mundial del Rewilding.

La palabra rewilding fue utilizada por primera vez en 1992 por el ambientalista y escritor estadounidense Dave Foreman en su columna Around the Fire (Alrededor de la Hoguera) que se publicaba en la revista Wild Earth (Tierra Salvaje), órgano de difusión del proyecto Wildlands. Esta columna estaba dedicada a “educar, provocar y hacer reaccionar a los conservacionistas”. En 1992, Foreman escribió “es hora de hacer rewilding en Norteamérica, es hora de volver a tejer la trama de la vida en nuestro continente”. Pero aunque Foreman acuñó el término rewilding, no llegó a definirlo.

Los primeros intentos para definir el rewilding aparecieron en una edición especial de Wild Earth, también en 1992. Allí se proponía una “estrategia para recuperar la Norteamérica salvaje”. Gracias a los aportes de Doug y Kris Tompkins, se imprimieron 75 mil copias de ese número para difundir ampliamente la idea. En 1998, Michael Soulé y Reed Noss, dos ecólogos de gran trayectoria y mundialmente reconocidos, presentaron en Wild Earth una definición mejorada de rewilding, planteando el concepto como una estrategia de conservación con fuertes raíces en el conocimiento científico.

El significado de la palabra rewilding fue inspirado en buena medida por la hazaña de animales como la loba Pluie, que fue capturada y equipada con un collar satelital en Alberta (Canadá) en junio de 1991 y muerta en una partida de caza cuatro años y medio después en Columbia Británica, en el mismo país. Durante esos años Pluie se movió en un área de 10 millones de hectáreas entre Canadá y Estados Unidos demostrando que para conservar estos grandes carnívoros se necesitaban grandes áreas núcleo poco intervenidas, zonas buffer o de amortiguamiento a su alrededor, y corredores que las conectaran. La definición de rewilding de Michael Soulé y Reed Noss hacía referencia a estas redes de territorios conservados que debían garantizar la permanencia de depredadores tope.

El término rewilding no surgió en ámbitos académicos sino en el ámbito de activistas de la conservación que veían con preocupación que las grandes organizaciones no gubernamentales de conservación y el propio gobierno de Estados Unidos no eran permeables a esta nueva estrategia, aún no puesta a prueba y onerosa en su implementación. Incluso Soulé y Noss, en su artículo más técnico, mencionaban que “el mayor impedimento para el rewilding es la falta de voluntad para imaginarlo”.

El término rewilding se popularizó rápidamente y numerosas definiciones han surgido desde entonces. De cualquier manera, todas estas definiciones llevan las dos principales improntas dadas por Soulé y Noss: lograr ecosistemas autosustentables con la mínima necesidad de intervención humana posible y su focalización en especies que cumplen roles ecológicos clave, entre los que destacan los depredadores tope.

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