Nioky, el padre de Cumarú. Foto: Sebastián Navajas

Cumarú y los formoseños: dos realidades de nacer en libertad

Por Marianela Masat
21 de febrero de 2023 · Proyecto Iberá (Corrientes)

Nacidos en el proyecto de reintroducción en Iberá o rescatados del tráfico ilegal de fauna, el futuro de esos pichones de guacamayo rojo es el mismo: una vida libre en los esteros correntinos

Cumarú es el nombre vulgar de una especie de árbol de la Amazonía peruana. También llamado shihuahuaco e ironwood tree, este gigante de la selva, amenazado por la tala indiscriminada, forma amplias cavidades en sus ramas que sirven como nidos para los guacamayos rojos en la Reserva Nacional Tambopata, en Perú.

Hace algunos años, cuando las primeras parejas de guacamayos rojos en Iberá comenzaban a mostrar comportamientos reproductivos, parte del equipo de Rewilding Argentina viajó a Tambopata para aprender a manipular pichones en altura, lidiar con padres territoriales e intercambiar experiencias con nuestros colegas de la Macaw Society. Hoy, cuatro años después, elegimos el nombre Cumarú para el pichón de esta temporada reproductiva, la cuarta desde que la especie volvió a Argentina. Cumarú nació en libertad en Cambyretá, el portal norte del Gran Parque Iberá, el 9 de enero de 2023, de un huevo que a duras penas llegó a término cuando dos más de la misma puesta ya se habían perdido.

Pesaba apenas veintitrés gramos, muy por debajo del promedio para pichones de esta especie, pero nada que un poco de papilla extra premium, pasta de maní y el desvelo de un grupo de técnicos de campo ilusionados no pudieran solucionar. Al cabo de tres días, Cumarú, con treinta y cinco gramos, ya había superado las horas más vulnerables de su corta existencia. A partir de ahí todo fue cuesta arriba y con las preocupaciones normales de cualquier temporada: que no pase hambre, frío o demasiado tiempo solo en el nido y estar listos para intervenir para alimentarlo si fuera necesario, escuchar sus sonidos respiratorios o acomodar los dedos para que crezcan correctamente: dos hacia adelante y dos hacia atrás.

Marianela Masat, responsable del proyecto de reintroducción
de guacamayo rojo en el Portal Cambyretá, suplementa a Cumarú,
el pichón nacido en la temporada reproductiva de 2022.
Foto: Sebastián Navajas

Cumarú ya tiene más de un mes de edad, pesa casi setecientos gramos, muestra diminutas plumas rojas, verdes y azules, los ojos completamente abiertos y pasa horas agitando enérgicamente sus alas, un ejercicio que le permitirá abandonar el nido dentro de sesenta días más, cuando haya completado su desarrollo. Si todo va bien, volará al lado de sus padres, quienes le enseñarán a alimentarse de frutos nativos, reconocer predadores y recorrer decenas de kilómetros a través de Iberá. Cumarú representa el crecimiento de la población de esta especie de manera silvestre en Argentina y nos acerca al objetivo del proyecto: el regreso de uno de los grandes dispersores de semillas a distancia y regeneradores de bosques de Iberá.

Varias semanas antes del nacimiento de Cumarú en su caja nido, a cientos de kilómetros de distancia en la provincia de Formosa, habían nacido cinco pichones de su misma especie, probablemente dentro de grandes cavidades naturales como aquellas de los imponentes shihuahuacos de Tambopata. Sin embargo, mucho antes de poder desplegar sus alas, fueron arrebatados de sus nidos, privados de crecer en libertad y convertidos en víctimas del tráfico ilegal de fauna silvestre. Con apenas algunas plumitas diminutas, bastante deshidratados y con signos de desnutrición, estos guacamayos rojos fueron rescatados más tarde en la Provincia de Formosa. Gracias al trabajo articulado entre Gendarmería Nacional, el Ecoparque de Buenos Aires y Rewilding Argentina se interrumpió lo que pudo haber sido una historia más de mascotismo de especies silvestres y de una vida entera en cautividad.

Después de recibir atención veterinaria y los primeros cuidados básicos, “los formoseños” —como cariñosamente los bautizaron— fueron trasladados al Ecoparque de Buenos Aires, donde recibieron alimento a diario mediante marionetas con forma de guacamayos, para evitar que asocien a los humanos con el alimento. Era necesario que completen su desarrollo en aislamiento para poder perdurar salvajes ya que meses más tarde pasarían a formar parte de la población de guacamayos libres de Iberá.

Los formoseños representaron a los damnificados de una de las mayores problemáticas que en el pasado llevó a estos guacamayos a la extinción en Argentina y que aún amenaza a las poblaciones de esta especie en otros puntos de su distribución. Ahora representan, al igual que Cumarú, el esfuerzo realizado directamente en el sentido contrario: resguardar a la especie y traerla de vuelta a aquellos lugares de donde desapareció y, junto con ella, su importante rol ecológico.

Dos de Los Formoseños durante el periodo de cuarentena en Corrientes,
antes de ser llevados al sitio de liberación en el Parque Iberá.
Foto: Sebastián Navajas

Los formoseños no crecieron dentro de una cavidad natural con sus padres guacamayos pero contaron con el equipo de técnicos del Ecoparque de Buenos Aires, quienes, con gran esmero y profesionalismo, hicieron posible su desarrollo hasta convertirse en juveniles. Tampoco aprenderán a volar y a reconocer frutos nativos y predadores con sus padres pero tendrán al equipo de entrenadores de Rewilding Argentina en el Centro Aguará que, mediante arduas jornadas de entrenamiento, los prepararán para la vida en libertad. Por último, tampoco aprenderán de sus progenitores a reconocer y atravesar el Iberá pero tendrán a otro grupo de técnicos de campo ilusionados que los acompañarán a dar sus primeros vuelos sin rejas de por medio.

Cumarú y los formoseños son los protagonistas de dos historias, dos realidades acerca de nacer en libertad: la primera, con la certeza de una vida silvestre; la segunda, una que podría haber terminado mal pero que se pudo reescribir justo a tiempo. En pocos meses, el norte de Corrientes los encontrará volando juntos, pintando el cielo de rojo, verde y azul y reescribiendo la historia del gran regenerador de bosques de Iberá.

Marianela Masat (Lic. Recursos Naturales) se unió a Rewilding Argentina en el año 2014.
Es responsable de coordinar los trabajos de reintroducción de muitú, guacamayo rojo y pecarí de collar
en Cambyretá y Yerbalito del Proyecto Iberá.