Ballena jorobada: una presencia que crece en Patagonia Azul
Más de 140 ballenas jorobadas ya fueron identificadas a través de fotos en la costa del Parque Patagonia Azul, en Chubut
Las ballenas jorobadas fueron una aparición fugaz en el mar chubutense por mucho tiempo. «Visitantes ocasionales…», se decía, «…sombras gigantes que cruzan por la costa, pero sin detenerse». Sin embargo algo cambió desde hace algunos años en nuestra observación: notamos que las ballenas jorobadas regresan, una y otra vez.
Esto llevó a Ignacio Gutiérrez Galván y a su equipo de conservación del proyecto Patagonia Azul a observar su comportamiento y constataron que las jorobadas vuelven cada verano: «Hoy entendemos que Patagonia Azul es uno de los únicos lugares costeros del Mar Argentino donde se pueden ver regularmente».
En un trabajo ininterrumpido que comenzó en 2019 ya se han identificado más de 140 individuos diferentes. ¿Cómo se identifican? Cada cola es irrepetible: sus callos y marcas son como nuestras huellas dactilares, únicas para cada individuo.

Las marcas de la cola de una ballena jorobada son únicas en cada individuo, como nuestras huellas dactilares.
Foto por Maike Friedrich
Además de poseer un repertorio distintivo de acrobacias y vocalizaciones, la ballena jorobada es particularmente curiosa. No es raro verla asomarse y quedarse allí por un rato, como estudiándonos. Y con su cuerpo enorme —de hasta 16 metros de largo— salta, gira, golpea la superficie con sus aletas, que son largas como alas, y se sumerge con la cola expuesta en un espectáculo que se observa de forma privilegiada en las aguas de Patagonia Azul. «Verlas saltar es un momento mágico que emociona», reflexiona Nacho.
Las jorobadas cantan. Produce sonidos graves, vibrantes, hipnóticos que recorren kilómetros bajo el mar. Cada población tiene su propia melodía. «Lo que podemos registrar nosotros acá son los llamados, que son sonidos más cortos, de poca duración y de frecuencias bastante altas, que sí son audibles para el oído humano», detalla Nacho. Y agrega: «Pero durante la época reproductiva, los machos sobre todo, producen cantos que son vocalizaciones más largas, con estructuras repetidas que, por momentos, tienen coincidencias entre poblaciones».
Para detectar estos sonidos y analizarlos a fin de determinar qué significan, los investigadores cuentan con hidrófonos, unos micrófonos subacuáticos que registran todo tipo de resonancias. «El instrumento registra casi todos los sonidos submarinos y nosotros lo configuramos para el tipo de frecuencias queremos escuchar. De esta manera podemos filtrar los sonidos correspondientes a cetáceos».

El espectacular salto de una ballena jorobada en Patagonia Azul,
por el lente de Krissia Borja.
De Brasil a la Antártida, pasando por Chubut
El trayecto migratorio conocido para la ballena jorobada en el Océano Atlántico Sudoccidental va desde las costas de San Pablo, en Brasil, hasta las frías aguas de Islas Georgias del Sur. Ahora, los datos recogidos por el equipo de Patagonia Azul están generando grandes aportes a este mapa: «Gracias a la foto-identificación vimos que algunas de las ballenas jorobadas que llegan a Chubut vienen desde el sur de Brasil. Algunas de ellas también fueron identificadas en el canal Beagle y otras en la península antártica», cuenta Nacho.
Esto sugiere la existencia de una ruta migratoria más costera, menos conocida, donde en zonas como el norte del Golfo San Jorge, antes de continuar hacia el sur, las ballenas se detienen a alimentarse y socializar. «Es posible que estén indicando un corredor biológico costero que une Brasil con la Antártida y que pasa por Patagonia Azul. Sería un gran descubrimiento».

Foto por Maike Friedrich.
Ballena Jorobada, Monumento Natural
En abril de 2025, la Legislatura de Chubut declaró a la ballena jorobada —junto con otras seis especies— como Monumento Natural en la provincia. Esta figura legal prohíbe cualquier actividad que atente contra la presencia de estas especies. La medida no es simbólica: busca blindar un corredor ecológico vital y cada vez más transitado. «Es uno de los pocos lugares de la costa argentina donde se puede ver regularmente a esta especie de ballena», destaca Nacho.
La designación como Monumento Natural marcó un antes y un después, pero existen otras estrategias efectivas para proteger la biodiversidad marina, como las áreas marinas protegidas “no take” (“sin extracción” en inglés). En estas áreas, donde no se realizan actividades extractivas, la vida silvestre encuentra el lugar y el tiempo para reproducirse saludablemente y lograr un ecosistema cada vez más sano. «Cuando uno detecta zonas clave para la biodiversidad marina, como las áreas de alimentación de las jorobadas, protegerlas beneficia a muchas otras especies que comparten ese hábitat».
SOBRE PATAGONIA AZUL: Situado en el litoral de la provincia de Chubut, en un punto clave de diversidad biológica del Mar Argentino, el Proyecto Patagonia Azul busca ampliar la protección de los ecosistemas marinos, restaurarlos ecológicamente, e impulsar una economía local regenerativa a través del turismo de naturaleza basado en la observación de fauna. Ver más.