Tapires y el "mal de caderas" en Parque Iberá

15 de abril de 2020 | Rewilding Argentina

El proyecto de reintroducción de tapires en Iberá comenzó a desarrollarse en el año 2016, alcanzando muy pronto resultados prometedores. Los animales de cautiverio traídos desde diversas instituciones donantes de a poco se adaptaron a su nuevo tipo de vida y ambiente. Los tapires establecieron su territorio, comenzaron a alimentarse de plantas nativas sin necesidad de ser suplementados, y nacieron las primeras crías en la región después de al menos 60 años de ausencia.

Desafortunadamente, durante el año 2018 el hemoparásito Trypanosoma evansi, causante del “mal de caderas”, comenzó a infectar los individuos reintroducidos, produciendo varias muertes. Este patógeno es originario de África y llegó a América varios siglos atrás transportado por caballos traídos por los conquistadores. En Sudamérica las áreas en las que ha sido indicada su presencia coinciden mayormente con el área de distribución del tapir. Sin embargo, hasta la fecha nunca se lo ha reportado afectando a este mamífero ni a ninguna de las otras tres especies de tapir. La presencia del “mal de caderas” en Corrientes es bien conocida e incluye al Iberá, donde su reservorio y huésped principal es el carpincho y su vector de transmisión el tábano.

El tapir (Tapirus terrestris) es el mayor mamífero herbívoro de Sudamérica, llegando a pesar hasta 300 kilogramos. Es considerada una “especie clave” pues su presencia tiene un profundo impacto en la estructura y funcionamiento de los ecosistemas que habita. RAFAEL ABUÍN

Un rápido diagnóstico permitió detectar el patógeno en todos los tapires afectados y así intentar diferentes tratamientos a fin de controlar la parasitemia y detener la progresión de la enfermedad. Se probaron seis protocolos y con ellos tres drogas tripanomicidas (dos de las cuales son importadas). En todos los casos las drogas aplicadas lograron disminuir el número de parásitos en sangre, pero solo uno de los quimioterápicos se mostró efectivo para erradicarlo. No obstante, aunque el parásito sea eliminado con esta droga, los tapires pueden volver a infectarse al ser picados por otro tábano transmisor dado que no desarrollan tolerancia ni inmunidad que los proteja frente al mismo.

Ante esta situación buscamos indicios de la presencia del parásito en animales centinelas (especialmente carpinchos y caballos) en otros sectores del Iberá y de Corrientes, donde pudiéramos continuar el proyecto en su ausencia. Desafortunadamente, todos los sitios muestreados resultaron positivos para Trypanosoma evansi.

El tapir Arandú junto a su madre, Nena, en Parque Iberá. RAFAEL ABUÍN

Debido a que los tapires no desarrollan resistencia ni inmunidad frente a la enfermedad y a que no hemos encontrado en Corrientes ningún sitio apto para la reintroducción que esté libre del patógeno, decidimos retirar a todos los tapires del campo.

Más allá de los inconvenientes que llevaron a la suspensión momentánea del proyecto de reintroducción, hemos podido avanzar en los siguientes aspectos:

1 — Se detectó por primera vez al parásito Trypanosoma evansi afectando a una especie de tapir.

2 — Se halló una droga efectiva para el tratamiento en la especie, aunque los individuos no desarrollan anticuerpos detectables.

3 — Colegas brasileros nos han manifestado haber registrado mortandad de tapires (tanto en cautiverio como en la naturaleza) con síntomas similares a los producidos por Trypanosoma evansi, por lo que el parásito podría estar afectando poblaciones de tapires en otros sitios de su distribución sin que hasta el momento haya sido diagnosticado. De confirmarse esto, sería de suma importancia determinar las implicancias de la presencia de este patógeno en la conservación del tapir.

4 — Los tapires retirados del campo continuarán siendo reproducidos en cautiverio hasta que se pueda reiniciar el proyecto en un sitio adecuado.

5 — Comenzamos a realizar estudios sobre la relación entre Trypanosoma evansi y tapires en otros sitios de Argentina donde aún habitan tapires silvestres y el parásito podría estar presente, para poder comprender las causas que permiten la coexistencia de ambos.

6 — La alta prevalencia del parásito en Iberá parece estar correlacionada con la abundancia de su reservorio principal, el carpincho, lo que a su vez podría deberse a la ausencia de su principal depredador, el yaguareté. Quizás la tolerancia de las poblaciones de tapires hacia el parásito en otros sectores de Sudamérica se deba a las menores densidades de huéspedes amplificadores, dada por la presencia de sus depredadores naturales.

Tal vez con la reintroducción del yaguareté en el Iberá, los carpinchos, un reservorio clave para el parásito, modifiquen su abundancia y comportamiento, creando las condiciones para que los tapires hagan un segundo y último regreso a este humedal.

El tapir se alimenta de diversas especies de plantas y frutos, y dispersa sus semillas grandes distancias. Es por ello que se lo considera un “creador de bosques”. MATÍAS REBAK

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Fundación Rewilding Argentina

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